¿Qué vas a ver ahora? Ajax-Red Bull Salzburg. ¿Contra quién? Red Bull Salzburg. ¿Qué? Red Bull Salzburg. Algo más de 20 minutos después, mi padre volvía a preguntar: ''¿van 0-2 ya? Cómo está el Ajax...''. ''No, cómo está el Red Bull Salzburg'', le respondía yo. Y es que 17 puntos de ventaja sobre el segundo en la Bundesliga de Austria o un pleno de victorias en la fase de grupos de la Europa League no hacen que un equipo deje de pasar desapercibido para mucha gente. Si vas al campo de un club cuatro veces campeón de la competición más importante del continente, no es un mal momento para darte a conocer.
Seguramente por eso, por el escenario, por poder mostrarse a Europa, salió el Red Bull Salzburg como lo hizo. Fue hacerse el Ajax con el balón para iniciar desde atrás y allí estaba ya el conjunto austriaco, presionando casi en el área contraria, con mucha intensidad, intentando forzar el error, con un gran esfuerzo colectivo, sacrificio de todos, sin dejar a los locales respirar y encontrar la manera de superar esa presión. Provocaban el nerviosismo de los defensas, que no encontraban opciones. Incluso forzaban el error de Cillessen. Blind poco participaba y no daba soluciones. Los interiores, Klaassen y de Jong, muy lejos. Así llegó un penalti de Veltman que convirtió en ventaja en el marcador Jonathan Soriano. Y los visitantes no daban un paso atrás, seguían presionando, robando y llegando. Estaban pasándole por encima al líder de la Eredivisie, que se veía totalmente desbordado. Kevin Kampl, el esloveno que tanto apetecía ver, partía desde derecha, pero con clara tendencia hacia el centro, apareció cerca de la banda izquierda para sacar un magnífico pase que se fue abriendo hasta que Mané, el jugador de banda izquierda, le ganó la espalda a Duarte para recibir en la frontal, irse de Cillessen y poner el 0-2 en el marcador. En sólo 21 minutos ya ganaban por 2 goles en una de las eliminatorias que se preveían más igualadas y atractivas. Y si apareció Kampl con un detalle individual para marcar diferencias gracias al colectivo, se venía ahora la de Jonathan Soriano. Si 28 goles en 23 partidos esta temporada no eran suficientes para llamar la atención, ya se encargará un gol desde el centro del campo de dar al vuelta la vuelta al continente. Desde ahí levantó la cabeza el español para ver a Cillessen adelantado, pegarle de manera fabulosa y poner el 0-3. ¡En 35 minutos! Era tirarse contra ellos, a por lo que tenían, el balón, quitárselo a quien no sabía cómo retenerlo ni dónde meterse, y seguir, sin parar, para irse hacia la portería, habiéndolos dejado atrás y sin capacidad de reacción. Salió con muchas ganas el conjunto de Salzburgo y le salió todo bien.
En la segunda parte y ya cerca del final de la primera, levantaron un poco el pie, porque tampoco era necesario más, y siguieron cómodos. Incluso seguían robando cerca del área contraria, Kampl, que ni fue necesario que hiciera un partido brillante, rozó el gol en un par de ocasiones, y algún resbalón de los atacantes impidió alguna ocasión más. Hubo tramos de ritmo bajo y que sobraron totalmente. El partido ya estaba decidido. Las caras de los aficionados en el Amsterdam ArenA reflejaban lo que había sucedido en el terreno de juego. Estaban ya derrotados. En el 93' llegó el único disparo a portería y el único fuera del combinado ajaccied, justo lo que precedió al pitido final.
El Red Bull Salzburg sale de Amsterdam con el pase a octavos salvo hecatombe en el Red Bull Arena, pero, sobre todo, habiendo dejado su nombre en una noche europea y a lo grande, presentándose al continente, dando un aviso a los que se vienen y pidiendo un poco de atención. En octavos se verían con el Maccabi o viajarían cerca, a Basilea, semifinalista el año pasado, y dejando buenas actuaciones en Europa estos últimos años, pero no quedan lejos esos cuartos de competición europea, de hecho, es una posibilidad bastante real. Aunque mi padre cuando me preguntó por el resultado final, al conocer mi respuesta, respondiera: ''madre mía, el Ajax...'', seguro que este equipo pegado a la frontera con Alemania ya no le sonará tan raro, como también habrá servido de presentación para muchos que no lo tenían localizado. Y quizás esto sea sólo el principio.
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