viernes, 19 de junio de 2015

Gareca y la inferioridad para combatir la defensa posicional venezolana

Venezuela tiene una defensa posicional de muy buen nivel, seguramente lo mejor de su colectivo, trabajadísima, aparentemente sin fisuras, en la que los volantes fijan su posición a la altura de los mediocentros y por delante quedan Arango sin un trabajo defensivo para el que ya no está y el indispensable Rondón. Por eso bloqueó a una de las favoritas en la primera jornada de la Copa y por eso dejó en la segunda la iniciativa a Perú, que no mejoró las prestaciones de los cafeteros. Los de Gareca salieron con un 4-4-2 que dejaba arriba, a diferencia de la alineación con la que comenzó la Copa América, a dos puntas, y como explicó Paolo Guerrero, uno de sus integrantes, al final del encuentro, ''nos cuesta jugar juntos porque tenemos características similares''. El reciente fichaje del Flamengo fue el que más dejaba la posición de referencia, sobre todo hacia la banda izquierda de Vargas y Cueva. Perú empezaba desde Lobatón, que es una línea permanente de pase para los centrales, pero el jugador en el siguiente escalón por el centro quedaba lejísimos y las opciones que le quedaban a su selección, o por las que optó, eran el balón largo para saltarse alguna línea o salir por fuera, para más tarde intentar conectar en el área con dos jugadores de una altura considerable. Todo transcurría sin mayores problemas para el bloque de Sanvicente hasta que Amorebieta dejó el rectángulo y La Vinotinto tendría que llegar hasta el final con menos jugadores sobre el campo que su rival, lo que no parecía un problema para seguir cerrando espacios de su mitad de campo, pero dejaba muchas dudas sobre si conseguiría dejarla para adentrarse en la contraria.

Planteamientos iniciales

La mitad del juego venezolano que parecía persistir sería debilitada por el 'El Tigre' Gareca tras el intervalo de 15 minutos. Sacó del campo al alabado Lobatón por su trato de balón en lo que llevamos de competición para introducir a otro atacante peruano que crece en Alemania, Yordy Reyna. Pero lo que verdaderamente repercutió para el desarrollo del juego fue el cambio de sistema. El técnico argentino dejó a Ballón como pivote en un rombo que tendría como interiores a los anteriores hombres abiertos y pensando poco en posiciones interiores, Yoel Sánchez y el dinámico Christian Cueva, y en el vértice superior al veterano Claudio Pizarro, otra manera de hacer que no chocaran él y Guerrero. Arriba, el ex del Hamburgo y el veinteañero que se intercambian los clubes de la Red Bull. Esto, evidentemente, dejaba el carril central peruano ostensiblemente más poblado que en el primer tiempo. Venezuela tenía que cerrar por dentro pero correría el riesgo de dejarle espacio a los laterales, Vargas y Advíncula. A todo esto hay que sumar a Arango, en la primera línea de cuatro, pero era un esquema asimétrico porque el capitán de 'La Vinotinto', mediapunta, no retrocedía y quedaba una altura por encima de Rincón. Las obvias y esperadas carencias de Juan Fernando para el sacrificio defensivo de estar mucho metros cerca del área en inferioridad numérica le tocaban paliarlas a Luis Seijas para disimular en la medida de lo posible la superioridad de Perú por dentro. Pero si se centraba en eso, el incansable Gareca estaba pegado a la banda para gritarle una y otra vez a Advíncula que corriera por el extremo en el que encontraba pasillo para llegar hasta la línea de fondo. Esto iba acompañado del correspondiente aumento de velocidad de balón de los peruanos, que intercambiaban dentro y fuera, con Pizarro plantado cerca de la frontal del área y los delanteros abriéndose. Seijas tenía exceso de trabajo y en una ocasión que decidió atender su tarea exterior, Perú se fue hacia dentro y en el segundo intento Cueva se internó hasta la frontal y celebró la única ayuda, por la zona en la que Vizcarrondo y Túñez seguían haciéndose fuertes, de un Tomán Rincón que comanda a su selección pero quedó como villano en la acción determinante de Claudio Pizarro. Venezuela no iba a responder porque antes sólo lo pudo hacer por tener un pedazo de delantero que un día te ofrece pelea con los centrales en el área y remate y otro salida a un repliegue bajo. Sólo un gol pone a unos por encima de otros en un grupo en el que las grandes tendrán que vérselas con las vigentes semifinalistas de la edición para estar en cuartos. 

Planteamientos tras el descanso

miércoles, 17 de junio de 2015

'El Flaco' decidiendo por la mediapunta

Javier Matías Pastore nació a cientos de kilómetros del Río de la Plata, en la Ciudad de Córdoba, más en el interior de Argentina. Pero la carrera de Pastore pronto se dirigió hacia orillas del Río de la Plata, donde reposa tanta historia futbolística de su país, pues fue en Huracán donde despegó en primera división y consiguió su salto a Europa. Este río es lo único que separa a las dos capitales más próximas del continente, a dos países que llevan juntándose para competir en torno a un balón durante más de 100 años. Si cogemos este accidente geográfico como punto de parida, Córdoba se encuentra a medio camino de la ciudad costera de La Serena, donde se pudo presenciar la última edición del Clásico del Río de la Plata, con Javier Pastore como protagonista. 'El Flaco' no acudió a Brasil porque no lo llamaron, pero tal vez esto fue el mejor toque de atención. Tras temporadas de decepción en París donde parecía no mostrar todo lo que se le atribuía a su talento, dio un paso al frente para erigirse como uno de los hombres importantes de la potencia gala y firmar su mejor temporada desde que abandonara la isla de Sicilia, para acabar en una selección en la que Gerardo Martino le tenía reservado un puesto.


Argentina llevó desde el comienzo la iniciativa del partido en el segundo encuentro de la fase de grupos al que llegaba con un solo punto. Introdujo a Biglia por Banega con respecto al primer día y esto dejaba aun más marcado que Pastore sería el centrocampista con más vuelo ante una Uuruguay que quería protegerse en su mitad de campo. Pastore quería recibir en la zona del mediapunta y hacia allí se movió. Messi provocó su primera recepción sin ni siquiera tocar el balón y en la segunda le asistió el mismo, en ambas atrayendo a Arévalo por su simple presencia y dejando metros a la espalda del mediocentro que pudo explota el del PSG. Pero Di María también se unía al carril central y acababan acumulándose muchos jugadores, por lo que Leo decidió abrirse. En la otra quedaba Rojo, y por dentro, Javier y Ángel, que en ocasiones flotaban por la zona de Álvaro González y Arévalo con habilidad para salirse con la suya y girar a Uruguay. El incesante trabajo de Uruguay, incluso con alguna ayuda por dentro del comprometido Diego Rolán, hacía que la producción de Argentina, superior, no fueron constante, pero tampoco Tabárez encontró ningún plan que consiguiera llevar la pelota a Romero con claridad. Los pegas que se podía encontrar Argentina es que Di María no está para cambiar partidos como hace 12 meses y que el Kun tenía una pelea que le ganaba todo un titán como es Godín.


En la segunda mitad, Leo Messi volvió al centro dispuesto a dirigir y ganarlo. Se volvía a juntar con Pastore y Di María, incluso parecía que estaban demasiado cerca, con Mascherano y Biglia por detrás. Pero consiguieron el desajuste charrúa. Pastore controló cerca del pico del área, Álvaro Pereira le entró y el Cebolla se cerró, los dos que estaban manteniendo una posición abierta más pendiente de Zabaleta que de compensar por dentro con sus centrocampistas, y el de Córdoba salió ileso con una bonita y efectiva maniobra que habilitó a su lateral, haciendo salir de su lugar a Godín, dejando a su espalda al antes vencido Sergio Agüero contra un nuevo contrincante, José María Giménez, que no llegó a tiempo. 1-0 gracias a la aparición de Pastore cerca del área, algo que se repitió y fue de lo más rentable de la primera victoria de Argentina. Entonces Uruguay aumentó las revoluciones y empezó a entrarle una y otra vez a Messi, que la escondía y se la llevaba siempre. Esta vez Argentina estaba mejor protegida porque sumaba un jugador por detrás del balón y cerca de Mascherano que no dejó que surgiera un ida y vuelta como con Paraguay, pese que conforme se acercaba el final Uruguay incluso llegó a intimidar y el maduro veinteañero y comprometido Rolán, sacrificado pero habitual en las acciones ofensivas de los de Tabárez, la tuvo para sacar un punto. Tévez formó asociación con Messi por el costado derecho que pudo dejar un gol ya con Pastore sustituido, descansando para el a priori sencillo último partido de la fase, pero sobre todo para las eliminatorias porque en este momento tiene un papel clave en una de las favoritas al título.