lunes, 8 de abril de 2013

Uno se hunde y el otro se mantiene

Con la lucha por el título faltándo por decidirse sólo matemáticamente, la emoción se ha trasladado a otras zonas de la tabla en la Premier, a la lucha por clasificarse para la Champions y, sobre todo, por la salvación. De los ocho equipos a los que separan únicamente seis puntos, uno jugará el año que viene en la Champions. Tras esta jornada, parece que las otras dos plazas serán para Reading, que perdió en casa 0-2 contra el Southampton, y el QPR, al que a segundos del final se le esfumaba toda la ilusión de volver a engancharse a la pelea. 

El Wigan fue el dominador del encuentro, más aún con la expulsión de Bobby Zamora cuando sólo se habían jugado 21 minutos por ir con los tacos hasta la cabeza de Jordi Gómez. Con doble pivote de bastante nivel formado por McCarthy y Jordi Gómez. Aún así, lo que le faltó al Wigan fue encontrar los últimos metros, por momentos lento y plano con el balón, entrando Koné poco en contacto con el balón y haciéndolo muchas veces de espaldas. Apostó el Queens Park Rangers por esperar y buscar un ataque más directo con las contras. El principal activo fue Townsend, sacando en la mayoría de las ocasiones la pelota por la banda derecha, con velocidad, regate, pero solía coger el balón muy lejos del área contraria y el QPR producía poco en ataque. Fue seguramente el mejor de su equipo, en el que está cedido y disfrutando de oportunidades en Premier que todavía sigue sin tener en el Tottenham, que le cede incluso a varios equipos cada temporada, y donde coincidió con su entrenador actual, Harry Redknapp. El gol del QPR surgió tras un robo en una jugada de estrategia mal ejecutada por el Wigan. Esta vez el Wigan se quedó con un solo jugador atrás y dejando espacio para que M'Bia condujera y Rémy, que se había tirado casi todo el partido jugado solo arriba, rematara con un magnífico disparo de primeras. Porque cuando tienes un jugador cuyo potencial está muy por encima de la mayoría de jugadores de la zona baja de la tabla, a veces es lo único que necesitas para marcar diferencias. Sin embargo, esta vez no fue suficiente. Lo que no consiguió el Wigan con el balón en juego lo hizo a balón parado. Así fue como casi salió tocado de Loftus Road pero también como lo arregló. Una falta desde la frontal, un disparo sin la potencial del de Rémy, pero con elegancia y la precisión justa -quizá podría no haberla sido si Taarabt no agacha la cabeza-. Maloney, menos mediático que el goleador de francés, pero seguramente más querido por sus actuales aficionados.


El Wigan se queda en descenso, empatado con el Sunderland, que está justo por encima, pero con un partido menos. Ni Southampton ni West Ham, ya con 37, quedan todavía descartados. Pero sí posiblemente Reading y Queens Park Rangers. Uno en una racha malísima, otro que sigue sin dar los resultados que se puede esperar de su plantila. Menos candidatos, pero no por ello menos estimulante.