lunes, 24 de agosto de 2015

Lo primero es el ánimo y la confianza

''Lo que más me gustaría cambiar es el ánimo. Creo que los jugadores estaban tristes, pero han entrenado bien y están contentos, eso es lo que quiero que trasladen al campo'', declaraba Míchel en su primera rueda de prensa como técnico del conjunto de la Costa Azul. El propósito era claro y lógico. El entrenador tomaba el reto más exigente hasta ahora en su carrera tras una serie de sucesos que habían sacudido al club más laureado de Francia dejándolo en crisis, pero, por encima de todo, los jugadores quedaban en una situación muy delicada. Y si machacas la confianza del grupo humano que decide en el campo, el equipo queda en nada.

La primera novedad que plasmaría Míchel en el terreno de juego la desveló Mendy el viernes ante los medios, anticipando el 4-3-3. El OM se había caracterizado en los últimos tiempos por tener un repertorio de jugadores para la zona de tres cuartos variado y con capacidad de marcar diferencias, pero todos los que venían comandando esa línea han abandonado la entidad. El debutante Lass fue el primer hombre en el centro del campo, encargado de guardar la posición y contenerse por delante de la defensa. Lemina, centrocampista dinámico, vio potenciado su despliegue. El otro interior fue Barrada, más suelto, flotando por la mitad rival, asociándose en corto y llegando al área. En la derecha aceleró el ritmo Alessandrini, que sin embargo adoleció de la mínima pausa para aportar precisión a la resolución. A otro recién llegado, Rémy Cabella, se le asignó como posición de partida la banda izquierda. Su desparpajo y habilidad tendrán más repercusión en el juego cuando esté más integrado en la dinámica del equipo. Arriba, en el área, Batshuayi. El juego del Marseille no tuvo demasiada fluidez. Aún con el nuevo técnico recién llegado, quedan modificaciones por asentarse y mecanismos que sistematizar. Otra de las variaciones, esta casi involuntaria, fue Javier Manquillo, que por sus anteriores circunstancias personales tiene más motivos para que recuperarse anímicamente sea una necesidad. El de Chinchón tiene un poso que contrasta con el muchas veces atropellado y precipitado Dja Djédjé y lo supo usar para abrir un boquete junto a Alessandrini y Barrada. Su equivalente en la izquierda, Mendy, lanzaba tensos centros al área, por ahí Batshuayi sabe localizar remates. Aunque el recién ascendido Troyes, bien parado por Rekik y N'Koulou, se mostró inocente y en todo momento insuficiente para medir a un equipo con aspiraciones medio serias, no podemos dejar de destacar una variación táctica que trascenderá: la defensa mayoritariamente zonal. En contraste a la famosisíma defensa de marcaje individual de Bielsa que exprime a los jugadores, estos pudieron tomarse un respiro manteniendo el orden y las líneas sin que la oposición les pusiera en aprietos.


Lass destacaba aun más si cabe en el requisito de empaparse de confianza. Ha estado un año sin jugar, sin competir, sin sentirse futbolista, pero ha encontrado nuevo destino y Míchel está convencido de que quiere rescatarlo: ''Diarra es un jugador que compensa la plantilla por dos razones: tiene experiencia internacional y es un jugador que conoce el juego''. Fue pillar un balón a bote pronto con su fulminadora pierna derecha para sentirse como pez en el agua azul turquesa de Marsella. Cogió ya decididamente el timón para repartir pases con plena convicción hasta completar una estadística inmaculada: 48 aciertos en 48 intentos. A falta de seguir la evolución de su comportamiento posicional en esa parcela a lo largo del año, abandonó el verde seguro que satisfecho pero sin estallar en emoción, dejando que todo el ruido lo hiciera la grada que le ovacionó en pie. Ya todo salió rodado. Acciones de unos jugadores que se lo creían y Batshuayi mejorando su juego. Dejaba el área para aumentar su relación con sus compañeros, porque a veces pasa demasiado tiempo orientado hacia delante esperando un balón que le allane el camino hacia una ocasión, pero tiene unos pies y una técnica que le dotan para más. Dória, apartado prácticamente desde que llegó, lo ejemplificaba con sus celebraciones en el banquillo. En medio de la celebración con la grada, el belga lo confirmaba tras el pitido final: ''La llegada de Míchel ha hecho mucho bien. Estábamos frustrados y Míchel ha conseguido nuestro temple como futbolistas para que disfrutáramos jugando''. El rendimiento futbolístico fue remarcable, en su contexto, con sus matices y teniendo en cuenta el margen de mejora, pero el primer objetivo ha sido indudablemente conseguido: recuperar a quienes les pertenece el fútbol. Porque al final la medicina infalible para lograrlo es la victoria.

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