Una de las afirmaciones más repetidas sobre la Premier League es que ''las jornadas de Navidad marcan el devenir de la temporada''. Como los polvorones, cada año la idea gana fuerza conforme se acerca el invierno. El Southampton se plantaba en estas fechas con arrastrando la pesada losa de 6 partidos sin conocer la derrota, 5 de ellos contados como derrotas, volviendo a dibujar una trayectoria descendente en una temporada de tres fases distintas. El Arsenal llegó con resaca. Ni la de Nochebuena ni la de Nochevieja, sino la que le duró una semana tras ganar al que mucho consideran máximo favorito al título, lo que motivó las consideraciones de un Arsenal tan serio aspirante como nunca. El dolor de cabeza le privó, como las otras veces desde que el Soton volviera a la Premier, de una victoria en St Mary's que no logra desde 2003.
De la Premier League ya es también inseparable sus constante globalización, y qué mejor hecho para constatarlo que un internacional por Curaçao siendo decisivo en el partido que cierra el Boxing Day. Cuco Martina no había acumulado ni 300 minutos, pero en su debut como titular comenzó a escribir el guion del Southampton 4-0 Arsenal. El primer gol estableció la dirección que tomaría el encuentro: dotó de confianza a los locales, de intensidad con la que iba en cada entrada, de seguridad en su defensa. Por el otro lado, sacó a relucir las dificultades del Arsenal para organizar un ataque posicional, donde echó de menos las soluciones que aportan Cazorla y Alexis Sánchez. Özil fue neutralizado, Wanyama y Clasie no le dejaron meter un pase hacia delante en el último tercio, y tuvo que desplazarse a la banda para tocar balón, de cara a muchos jugadores. Giroud no contactaba con nadie, pues Fonté y Virgil van Dijk no le permitían ningún tipo de comunicación. Los únicos suspiros en St Mary's los provocaba Monreal que, entre que el Soton se orientaba al centro para evitar el juego interior o a la otra banda por un Bellerín de presencia más continua y que Walcott no se fija en banda izquierda, podía sorprender desde atrás con espacio.
Los de Ronald Koeman no tenían por qué ceñirse a la mitad del juego. Los cuatro jugadores más adelantados proporcionaban distintas formas de atacar. Tener en las bandas a Ward-Prowse y a Steven Davis es aumentar las herramientas de control, de buscar posesiones más largas, con ambos sintiendo habitual el movimiento de centrar su posición. Además, el inglés tiene como una de sus facultades más destacables el golpeo de balón, por lo que puede ejercer de lanzador. Tanto con conducción como con pase también lo puede hacer Sadio Mané. No fue su tarde de mayor impacto, en parte porque estuvo mejor acompañado que muchas veces esta temporada, pero siguió ofreciendo esa aceleración de los ataques, de que también pudieran alcanzar un final si partían desde más lejos. Todo esto fue un complemento idóneo para Shane Long, o tal vez él fue el complemento. Tiró desmarques sin cesar, en diagonal o en vertical, cortos o para que el ataque recorriera muchos metros con pocos toques, pero siempre para que Mertesacker y a Koscielny sufrieran como pocas veces en los últimos meses. Con la ausencia del indiscutible Pellè, el irlandés, delantero de diferente corte, puso todo de su parte para aprovechar que le habían puesto todo lo que le hacía falta. Desplegó su mejor juego y mereció la valoración de mejor jugador. Mientras los salidos de la academia de los Saints circulaban en los cambios del Arsenal, los goles siguieron cayendo del lado local.
Otra afirmación, esta no de exactitud matemática, avisa que ''en Inglaterra nadie lo gana todo en Navidad''. El Arsenal debe aferrarse a ella para que le afecte lo menos posible una goleada de esta magnitud. Pero tendrá que lidiar con intentar no lamentar las bajas que lleva acumulando toda la temporada en la época más exigente físicamente. El Southampton afronta lo que viene sin tiempo para disfrutar una de las mayores victorias desde que regresara a la élite del fútbol inglés, y con el estímulo de iniciar una cuarta fase en esta campaña para no quedar en tierra de nadie en la tabla.
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