miércoles, 23 de septiembre de 2015

No fue una noche para olvidar

Dieter Hecking sonaba seguro de que le pueden jugar de tú a tú al Bayern en la previa de la DFB-Pokal: ''En los enfrentamientos entre los seis primeros de la Bundesliga, el Bayern sería el último y nosotros los primeros. De los otros 24 partidos, el Bayern ganó 22. Los equipos pequeños deben perderle el miedo al Bayern''. Y les volvieron a ganar en ese primer duelo de la temporada. Después de que ayer un punta polaco que había sido suplente se empeñara en llevarle la contraria, Hecking tendrá la costosa labor de convencer a sus jugadores de que de ese partido se pueden sacar conclusiones positivas para el futuro. 

El técnico alemán dispuso un 4-4-2 sin balón. El 4-3-3 del Bayern dirigía el inicio del juego por la izquierda, donde se juntaban Alaba, Alonso, Bernat, Thiago y Götze. Calidad de para poseer el balón abundante. Vidal quedaba algo apartado y Douglas Costa en banda con la intención de hacer el cambio de orientación. Lo que ocurrió es que Ricardo Rodríguez le cedió pocos metros sin prestarse al desborde. Con una sola excepción, las conducciones de Douglas Costa se limitaron a ser horizontales, disipándose su carrera hacia línea de fondo y centro, y quedándole al desatascador más eficaz del Bayern en estas semanas asusta menos el disparo. En la zona interior, Müller, delantero, miraba a las líneas traseras en lugar de estirar a los centrales, quedando arrinconado sin apenas completar pases ni pisar el área. Neutralizando la posesión del Bayern, que no le imprimió un ritmo alto, destacó el eje central. Guilavogui, al lado de un mediocentro más posicional, supo medir cuando adelantarse para robar sin asumir excesivos riesgos. Para redondear la propuesta, Naldo y Dante anticipaban con un acierto impropio de los brasileños. Limitando la producción del Bayern de forma notable, quedaba la segunda parte, la fase ofensiva, que, con los laterales contenidos comparando con lo que solemos ver, quedaba en gran parte para los cuatro más adelantados.


Los de Guardiola, conocedores de que los problemas para progresar del Wolfsburg se multiplican en las dos primeras líneas, comenzaban su defensa lo más arriba posible. Los visitantes optaban tanto por el balón largo, dirigido en mayor medida a Bas Dost, como por atreverse en raso. Podían taparla, o podía llegarle el balón a los mediapuntas, que es lo peligroso. Caligiuri coincidía con una banda en la que Thiago y Götze no le proporcionan calidad defensiva a Bernat, y en una de las pocas veces que le ganó la espalda, llegó el gol. Por dentro, Max Kruse, inquieto, está preparado para intervenir en cualquiera de las dos fases ofensivas bajo cualquier circunstancia. Pero será Draxler lo que más esté encantado de rescatar su entrenador, probando que hay vida después de De Bruyne. Clavado en la izquierda, sabía por dónde moverse para pedirla libre, sacando partido a la ubicación adelantada de Vidal, tener camino para conducir después, alargar el ataque y atemorizar al Bayern. La primera parte acabó con 0-1 y dejando por el camino un disparo al palo con Neuer en el centro del campo.

El resto ya es historia. Cuando se forma un huracán, lo único que te queda es huir o intentar resistir. Descartada la primera opción, los jugadores del Wolfsburg fueron casitas de madera contra el Katrina.

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