Venezuela tiene una defensa posicional de muy buen nivel, seguramente lo mejor de su colectivo, trabajadísima, aparentemente sin fisuras, en la que los volantes fijan su posición a la altura de los mediocentros y por delante quedan Arango sin un trabajo defensivo para el que ya no está y el indispensable Rondón. Por eso bloqueó a una de las favoritas en la primera jornada de la Copa y por eso dejó en la segunda la iniciativa a Perú, que no mejoró las prestaciones de los cafeteros. Los de Gareca salieron con un 4-4-2 que dejaba arriba, a diferencia de la alineación con la que comenzó la Copa América, a dos puntas, y como explicó Paolo Guerrero, uno de sus integrantes, al final del encuentro, ''nos cuesta jugar juntos porque tenemos características similares''. El reciente fichaje del Flamengo fue el que más dejaba la posición de referencia, sobre todo hacia la banda izquierda de Vargas y Cueva. Perú empezaba desde Lobatón, que es una línea permanente de pase para los centrales, pero el jugador en el siguiente escalón por el centro quedaba lejísimos y las opciones que le quedaban a su selección, o por las que optó, eran el balón largo para saltarse alguna línea o salir por fuera, para más tarde intentar conectar en el área con dos jugadores de una altura considerable. Todo transcurría sin mayores problemas para el bloque de Sanvicente hasta que Amorebieta dejó el rectángulo y La Vinotinto tendría que llegar hasta el final con menos jugadores sobre el campo que su rival, lo que no parecía un problema para seguir cerrando espacios de su mitad de campo, pero dejaba muchas dudas sobre si conseguiría dejarla para adentrarse en la contraria.
Planteamientos iniciales
La mitad del juego venezolano que parecía persistir sería debilitada por el 'El Tigre' Gareca tras el intervalo de 15 minutos. Sacó del campo al alabado Lobatón por su trato de balón en lo que llevamos de competición para introducir a otro atacante peruano que crece en Alemania, Yordy Reyna. Pero lo que verdaderamente repercutió para el desarrollo del juego fue el cambio de sistema. El técnico argentino dejó a Ballón como pivote en un rombo que tendría como interiores a los anteriores hombres abiertos y pensando poco en posiciones interiores, Yoel Sánchez y el dinámico Christian Cueva, y en el vértice superior al veterano Claudio Pizarro, otra manera de hacer que no chocaran él y Guerrero. Arriba, el ex del Hamburgo y el veinteañero que se intercambian los clubes de la Red Bull. Esto, evidentemente, dejaba el carril central peruano ostensiblemente más poblado que en el primer tiempo. Venezuela tenía que cerrar por dentro pero correría el riesgo de dejarle espacio a los laterales, Vargas y Advíncula. A todo esto hay que sumar a Arango, en la primera línea de cuatro, pero era un esquema asimétrico porque el capitán de 'La Vinotinto', mediapunta, no retrocedía y quedaba una altura por encima de Rincón. Las obvias y esperadas carencias de Juan Fernando para el sacrificio defensivo de estar mucho metros cerca del área en inferioridad numérica le tocaban paliarlas a Luis Seijas para disimular en la medida de lo posible la superioridad de Perú por dentro. Pero si se centraba en eso, el incansable Gareca estaba pegado a la banda para gritarle una y otra vez a Advíncula que corriera por el extremo en el que encontraba pasillo para llegar hasta la línea de fondo. Esto iba acompañado del correspondiente aumento de velocidad de balón de los peruanos, que intercambiaban dentro y fuera, con Pizarro plantado cerca de la frontal del área y los delanteros abriéndose. Seijas tenía exceso de trabajo y en una ocasión que decidió atender su tarea exterior, Perú se fue hacia dentro y en el segundo intento Cueva se internó hasta la frontal y celebró la única ayuda, por la zona en la que Vizcarrondo y Túñez seguían haciéndose fuertes, de un Tomán Rincón que comanda a su selección pero quedó como villano en la acción determinante de Claudio Pizarro. Venezuela no iba a responder porque antes sólo lo pudo hacer por tener un pedazo de delantero que un día te ofrece pelea con los centrales en el área y remate y otro salida a un repliegue bajo. Sólo un gol pone a unos por encima de otros en un grupo en el que las grandes tendrán que vérselas con las vigentes semifinalistas de la edición para estar en cuartos.
Planteamientos tras el descanso
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